La voz de Roberto se escuchaba desde casi dos calles de distancia. Era de esos que practicaba con toda la fuerza de sus cuerdas vocales. Era un reconocido tenor profesional, cantaba Opera en la coral de la orquesta nacional así que era como escuchar a Luciano Pavarotti cantando una de sus tonadas favoritas en las mañanas.
Que yo recuerde, Roberto no se saltaba su programa nunca. Era un día si y al otro no. Punto. Así de simple.
Decía que si quieres competir con los mejores debes trabajar tanto como ellos. Porque «esa gente vive para cantar».
Se había convencido de esa máxima luego de haber conocido al director de la Orquesta de Nacional de Chile, un día el hombre le había invitado a su casa:
Fue como entrar a un mundo donde no existía más que la música. Había partituras por todos lados y libros abiertos en donde menos se pensaba. En el espejo del baño, apenas quedaba un huequito por donde verse, el resto eran melodías escritas a mano, nombres de artistas y canciones, así como fotografías de grandes maestros.
Ellos no piensan en nada más. No dejan que nada les distraiga. Por eso son tan buenos.
Roberto era también apicultor, Matemático y profesor de Yoga. Yo le conocí por el Yoga. Un día discutía con otro alumno quien decía no poder practicar cada día. Recuerdo que montó e ira.
¡Practicar es una basura! ¡Nunca practiques! Haz lo mejor que puedas o más lejos que seas capaz, sino mejor no hacerlas.
Para él cada mañana mientras cantaba, intentaba que fuese la interpretación más hermosa. Cada postura de yoga, era la mejor versión que podía alcanzar a hacer. Tenía la idea de que sino lo intentaba con toda su alma, entonces nunca alcanzaría a los más grandes.
El lo consiguió. Se convirtió en parte del coro nacional de Chile. Dió más de tres docenas de conciertos y se comparó con Pavarotti y cantó con sus idolos, de viejo se retiró a un barrio en donde daba clases de yoga.
Practicar es intentar algo que no estás seguro que puedes lograr.
Para mi, Roberto siempre tuvo la razón. Si escribes escribe de la mejor manera que puedas. Si cantas, bailas o pintas, pensando en que cada trazo, cada paso y cada nota sea la mejor que puedas crear. Porque la vida es corta y el arte no es para los otros; es el combustible que hará tu alma brillar.